El dolor crónico afecta a millones de personas en todo el mundo, limitando su calidad de vida y generando una dependencia excesiva de medicamentos con potenciales efectos secundarios. La búsqueda de alternativas naturales para manejar el dolor se ha intensificado en los últimos años, respaldada por investigaciones científicas que avalan la eficacia de numerosos remedios y técnicas tradicionales. Estas opciones no solo pueden complementar los tratamientos convencionales, sino que en algunos casos ofrecen soluciones a largo plazo con menos efectos adversos.

Los tratamientos naturales para el dolor abarcan desde plantas medicinales con propiedades analgésicas y antiinflamatorias comprobadas, hasta técnicas milenarias como la acupuntura, que ha demostrado resultados significativos en estudios clínicos. Además, las terapias manuales y los suplementos nutricionales específicos pueden actuar sobre los mecanismos biológicos del dolor, proporcionando un alivio que va más allá del simple efecto placebo.

Tratamientos fitoterapéuticos para el manejo del dolor crónico

La fitoterapia, el uso de plantas medicinales para tratar dolencias, constituye uno de los métodos más antiguos y efectivos para aliviar el dolor. Las plantas medicinales contienen compuestos bioactivos que pueden inhibir las vías del dolor o reducir la inflamación asociada. A diferencia de muchos medicamentos sintéticos, estos remedios naturales suelen ofrecer un perfil de seguridad favorable cuando se utilizan correctamente y bajo supervisión profesional.

Numerosos estudios científicos modernos han confirmado los efectos analgésicos de plantas utilizadas tradicionalmente para el dolor, estableciendo sus mecanismos de acción y eficacia clínica. La ventaja de estos tratamientos reside en su capacidad para abordar múltiples aspectos del dolor simultáneamente, actuando tanto sobre la percepción del dolor como sobre la inflamación subyacente.

Extracto de sauce blanco (salix alba) como analgésico natural

El sauce blanco ha sido utilizado durante milenios para aliviar el dolor y reducir la fiebre. Su corteza contiene salicina, un compuesto que el organismo convierte en ácido salicílico, precursor del ácido acetilsalicílico (aspirina). Este principio activo inhibe la producción de prostaglandinas, mediadores químicos responsables de la inflamación y el dolor, lo que explica sus propiedades analgésicas y antiinflamatorias.

Diversos ensayos clínicos han demostrado la eficacia del extracto de sauce blanco para aliviar el dolor lumbar crónico y la osteoartritis. Un metaanálisis publicado en la revista Phytotherapy Research concluyó que dosis de 120-240 mg de salicina diarios resultan efectivas para reducir el dolor de espalda baja. A diferencia de la aspirina sintética, el extracto de sauce presenta menor riesgo de efectos adversos gastrointestinales, aunque se debe usar con precaución en personas alérgicas a salicilatos, embarazadas o que toman anticoagulantes.

El extracto de sauce blanco representa una alternativa natural a los analgésicos convencionales, particularmente eficaz para dolores moderados de origen inflamatorio, con un perfil de seguridad favorable cuando se utiliza adecuadamente.

Cúrcuma (curcuma longa): mecanismos antiinflamatorios y posología recomendada

La cúrcuma, especia dorada ampliamente utilizada en la cocina india, contiene curcuminoides, principalmente curcumina, con potentes propiedades antiinflamatorias y analgésicas. La curcumina actúa inhibiendo múltiples vías inflamatorias, incluidas la ciclooxigenasa-2 (COX-2), la lipoxigenasa y el factor nuclear kappa B (NF-κB), lo que explica su amplio espectro de acción contra el dolor inflamatorio.

Los estudios clínicos han demostrado que la curcumina puede ser tan efectiva como algunos antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) en el tratamiento del dolor artrítico. Para optimizar su absorción, que naturalmente es baja, se recomienda combinarla con pimienta negra (que contiene piperina) o consumirla con grasas saludables. La posología recomendada oscila entre 500-2000 mg diarios de curcumina, divididos en 2-3 tomas.

Es importante destacar que los suplementos de curcumina de alta biodisponibilidad, formulados con tecnologías que mejoran su absorción, han mostrado resultados superiores en estudios comparativos. Estos preparados suelen requerir dosis menores para lograr efectos terapéuticos, reduciendo el riesgo de efectos secundarios como malestar gastrointestinal que pueden aparecer con dosis altas.

Jengibre (zingiber officinale) en el tratamiento de dolores musculoesqueléticos

El jengibre, además de ser un condimento popular, contiene gingeroles y shogaoles, compuestos con actividad antiinflamatoria y analgésica. Estos principios activos inhiben las enzimas COX y LOX, reduciendo la síntesis de mediadores inflamatorios. Particularmente efectivo para dolores musculares y articulares, el jengibre ha demostrado reducir el dolor y mejorar la funcionalidad en pacientes con osteoartritis.

Un estudio realizado en 247 pacientes con osteoartritis de rodilla encontró que la administración diaria de extracto de jengibre durante 6 semanas redujo significativamente el dolor y la discapacidad en comparación con placebo. Otro beneficio del jengibre es su capacidad para aliviar el dolor muscular post-ejercicio, conocido como dolor muscular de aparición tardía (DOMS), según investigaciones publicadas en The Journal of Pain .

Para aprovechar sus beneficios terapéuticos, se recomienda consumir 2-4 gramos diarios de jengibre fresco o 500-1000 mg de extracto estandarizado. También puede aplicarse tópicamente en forma de aceite esencial diluido (5-10 gotas en 30 ml de aceite portador) para masajear áreas doloridas, proporcionando alivio localizado.

Boswellia serrata y su acción sobre las enzimas COX-2

La resina de Boswellia serrata, también conocida como incienso indio, contiene ácidos boswélicos que ejercen una potente acción antiinflamatoria mediante la inhibición selectiva de la enzima 5-lipoxigenasa y la reducción de la actividad de la COX-2. Esto resulta en una disminución de la producción de leucotrienos, importantes mediadores inflamatorios implicados en condiciones como la artritis y el asma.

Numerosos ensayos clínicos han avalado la eficacia de la Boswellia en el tratamiento del dolor articular. Un estudio publicado en Arthritis Research & Therapy demostró que pacientes con osteoartritis de rodilla tratados con extracto de Boswellia experimentaron una reducción del dolor del 40% y un aumento de la movilidad del 35% después de 90 días de tratamiento, superando significativamente al placebo.

La dosis terapéutica típica oscila entre 300-500 mg de extracto estandarizado (que contenga 30% de ácidos boswélicos) tres veces al día. Los efectos suelen notarse después de 2-4 semanas de uso continuado. A diferencia de muchos antiinflamatorios convencionales, la Boswellia no irrita el revestimiento estomacal, lo que la convierte en una opción más segura para tratamientos prolongados.

Técnicas de medicina tradicional china para aliviar el dolor

La medicina tradicional china (MTC) ofrece un enfoque holístico para el manejo del dolor, basado en el concepto de equilibrio energético y la teoría de los meridianos. Con una historia de más de 2500 años, estas técnicas han sido refinadas a través de generaciones y actualmente están respaldadas por un creciente número de estudios científicos que confirman su eficacia para diversas condiciones dolorosas.

Estas terapias no solo tratan los síntomas, sino que buscan corregir los desequilibrios subyacentes que causan el dolor, ofreciendo en muchos casos soluciones más duraderas. El enfoque de la MTC considera el dolor como un bloqueo o estancamiento del Qi (energía vital) que fluye a través de los meridianos, y las diferentes técnicas buscan restaurar este flujo para aliviar el sufrimiento.

Acupuntura: evidencia científica en el tratamiento de migrañas y cefaleas tensionales

La acupuntura, que implica la inserción de finas agujas en puntos específicos del cuerpo, ha demostrado notable eficacia en el tratamiento de diversos tipos de cefaleas. Un metaanálisis publicado en JAMA Internal Medicine que incluyó 22 ensayos clínicos con más de 4400 participantes, concluyó que la acupuntura reduce significativamente la frecuencia de migrañas y cefaleas tensionales, con efectos sostenidos hasta 3-6 meses después del tratamiento.

Los mecanismos neurobiológicos propuestos incluyen la liberación de endorfinas (analgésicos naturales del cuerpo), modulación de neurotransmisores como la serotonina, y efectos antiinflamatorios mediados por la reducción de citoquinas proinflamatorias. Para cefaleas tensionales, la acupuntura aplicada en puntos como Baihui (DU20), Taiyang (EX-HN5) y Hegu (LI4) ha mostrado reducir la intensidad y duración del dolor en aproximadamente un 50% de los pacientes.

La frecuencia recomendada es de 1-2 sesiones semanales durante 8-12 semanas para obtener beneficios óptimos, seguidas de sesiones de mantenimiento mensuales. Un aspecto importante es que la acupuntura presenta mínimos efectos secundarios cuando es realizada por profesionales certificados, lo que la convierte en una opción segura incluso para pacientes que no responden a tratamientos farmacológicos convencionales.

Digitopuntura y su aplicación en puntos ashi para dolor lumbar

La digitopuntura es una técnica derivada de la acupuntura que utiliza la presión de los dedos en lugar de agujas para estimular puntos energéticos. Particularmente efectiva para el dolor lumbar, esta técnica puede ser autoaplicada una vez que se aprenden los puntos correctos, lo que la convierte en una herramienta accesible para el manejo cotidiano del dolor.

Los puntos Ashi, que literalmente significan "¡ahí!" en chino, son puntos dolorosos a la palpación que no necesariamente corresponden a puntos de acupuntura tradicionales. Para el dolor lumbar, los principales puntos Ashi suelen localizarse en la región paravertebral y en el área de los músculos glúteos. La presión aplicada debe ser firme pero no excesivamente dolorosa, manteniéndola durante 30-60 segundos por punto.

Un estudio publicado en BMC Complementary and Alternative Medicine encontró que la digitopuntura aplicada tres veces por semana durante un mes redujo el dolor lumbar crónico en un 70% de los participantes, con mejoras significativas en la capacidad funcional. La técnica resulta especialmente efectiva cuando se combina con ejercicios de estiramiento y fortalecimiento de la musculatura lumbar y abdominal.

Moxibustión directa e indirecta para artritis y fibromialgia

La moxibustión es una técnica que utiliza la artemisa (Artemisia vulgaris) compactada y encendida para aplicar calor sobre puntos de acupuntura o áreas dolorosas. En la moxibustión directa, el cono de artemisa se coloca directamente sobre la piel (con una fina capa protectora), mientras que en la indirecta, el calor se aplica manteniendo la moxa a una distancia segura o utilizando una aguja de acupuntura como conductor.

Esta técnica ha mostrado efectos significativos en el tratamiento de la artritis reumatoide y osteoartritis. Los estudios sugieren que la moxibustión estimula la circulación sanguínea local, reduce la viscosidad de la sangre, y modula la respuesta inmunológica disminuyendo los niveles de citoquinas proinflamatorias como IL-1 y TNF-α. Para la fibromialgia, la aplicación en puntos como Zusanli (ST36), Quchi (LI11) y Ashi ha demostrado reducir el dolor generalizado y mejorar la calidad del sueño.

Un protocolo típico consiste en sesiones de 15-20 minutos, 2-3 veces por semana durante 4-6 semanas. Es importante que la moxibustión sea realizada por profesionales capacitados para evitar quemaduras, especialmente la técnica directa. Para personas con piel sensible o condiciones respiratorias, se recomienda la moxibustión indirecta o el uso de bastones de moxa sin humo.

Ventosas (ba guan) en el tratamiento del dolor miofascial

La terapia de ventosas o Ba Guan implica la aplicación de recipientes de vidrio, bambú o silicona en la piel creando un vacío que genera succión. Esta técnica milenaria ha ganado popularidad tras su visible presencia en eventos deportivos internacionales. Para el dolor miofascial, caracterizado por puntos gatillo dolorosos en los músculos, las ventosas han demostrado ser particularmente efectivas.

El mecanismo de acción incluye aumentar la circulación sanguínea local, reducir la tensión muscular, y promover la eliminación de toxinas acumuladas en el tejido. Un estudio publicado en Evidence-Based Complementary and Alternative Medicine demostró que la terapia de ventosas redujo significativamente el dolor cervical y lumbar en comparación con el tratamiento convencional, con efectos sostenidos hasta 2 semanas después de la intervención.

Existen varias modalidades de aplicación: ventosas fijas (se dejan en un punto específico), ventosas deslizantes (se mueven sobre la piel con aceite), y ventosas intermitentes (aplicación y retiro repetidos). Las marcas circulares rojizas que aparecen tras el tratamiento, aunque impactantes visualmente, no son dolorosas y desaparecen en 3-7 días. Se recomienda un ciclo de 4-6 sesiones, con una frecuencia de una vez por semana, para obtener beneficios óptimos en el dolor miofascial. Para condiciones crónicas, puede ser necesario repetir el ciclo después de un periodo de descanso.

Terapias manuales y físicas con eficacia comprobada

Las terapias manuales representan uno de los enfoques más antiguos y efectivos para el tratamiento del dolor. Basadas en el contacto terapéutico, estas técnicas aprovechan la capacidad innata del cuerpo para autorregularse y sanar cuando se aplican estímulos específicos en tejidos blandos, articulaciones y estructuras corporales. Su eficacia no se limita al alivio sintomático, sino que puede corregir desequilibrios biomecánicos subyacentes.

La evidencia científica respalda cada vez más estas intervenciones, demostrando mejoras significativas en diversos tipos de dolor crónico. Un aspecto particularmente valioso es su enfoque no farmacológico, que evita los efectos secundarios asociados a analgésicos de uso prolongado. Además, estas terapias suelen fomentar la conciencia corporal, capacitando a los pacientes para participar activamente en su proceso de recuperación.

Masaje terapéutico: técnicas shiatsu, tailandés y sueco comparadas

El masaje terapéutico abarca diversas modalidades, cada una con enfoques distintivos para aliviar el dolor. El masaje sueco, caracterizado por movimientos largos y fluidos que siguen la dirección del flujo sanguíneo hacia el corazón, destaca por su eficacia para reducir la tensión muscular generalizada y mejorar la circulación. Estudios publicados en The Journal of Alternative and Complementary Medicine demuestran reducciones de hasta un 30% en la intensidad del dolor crónico tras 10 sesiones de masaje sueco.

El Shiatsu, originario de Japón, aplica presión con los pulgares, palmas y codos sobre puntos específicos (tsubos) a lo largo de los meridianos energéticos. Esta técnica equilibra el flujo de ki (energía vital) y resulta particularmente efectiva para dolores asociados con estrés y tensión emocional. Un estudio comparativo encontró que el Shiatsu superaba a otros métodos en la reducción del dolor cervical crónico, con efectos sostenidos hasta tres meses después del tratamiento.

El masaje tailandés, conocido como "yoga pasivo", combina estiramientos, presiones y movimientos articulares para mejorar la flexibilidad y aliviar tensiones profundas. Esta modalidad ha demostrado excelentes resultados en el dolor lumbar crónico, mejorando tanto la intensidad del dolor como la funcionalidad. Para obtener beneficios óptimos, se recomienda una frecuencia de 1-2 sesiones semanales durante 6-8 semanas, independientemente de la técnica elegida.

Osteopatía craneal y visceral para dolores referidos

La osteopatía craneal se basa en la detección y corrección de restricciones sutiles en el movimiento de los huesos craneales y el ritmo craneosacral. Aunque controvertida en algunos círculos médicos convencionales, esta técnica ha mostrado eficacia clínica en el tratamiento de cefaleas tensionales, migrañas y dolores relacionados con trastornos temporomandibulares. Los terapeutas aplican presiones muy ligeras (apenas 5 gramos) para facilitar la liberación de tensiones en las membranas intracraneales.

La osteopatía visceral, por su parte, aborda la relación entre órganos internos y dolor musculoesquelético. Este enfoque reconoce que las disfunciones en órganos como el hígado, estómago o intestinos pueden manifestarse como dolor referido en áreas distantes del cuerpo. Por ejemplo, problemas hepáticos pueden generar dolor en el hombro derecho, mientras que disfunciones intestinales frecuentemente se asocian con dolor lumbar.

Un estudio publicado en The Journal of the American Osteopathic Association encontró que pacientes con dolor abdominal crónico experimentaron una reducción del 40% en la intensidad del dolor tras seis sesiones de manipulación visceral. Para dolores complejos o de origen incierto, la combinación de osteopatía craneal y visceral puede ofrecer una perspectiva diagnóstica y terapéutica valiosa, especialmente cuando los tratamientos convencionales han resultado insuficientes.

Quiropraxia y ajustes vertebrales para ciática y hernias discales

La quiropraxia se centra en el diagnóstico y tratamiento de trastornos mecánicos del sistema musculoesquelético, principalmente de la columna vertebral. Esta disciplina parte de la premisa de que muchos dolores y disfunciones corporales se originan en subluxaciones vertebrales (desalineaciones) que comprometen la función nerviosa. Las manipulaciones vertebrales o "ajustes" buscan restaurar la movilidad articular normal y aliviar la presión sobre estructuras nerviosas.

Para la ciática, condición caracterizada por dolor que irradia desde la región lumbar hacia la pierna, siguiendo el recorrido del nervio ciático, la evidencia científica respalda la eficacia de la quiropraxia. Un estudio aleatorizado controlado publicado en Spine Journal demostró que el 60% de los pacientes con ciática tratados con ajustes quiroprácticos experimentaron el mismo nivel de alivio que aquellos sometidos a cirugía, pero sin los riesgos asociados a la intervención quirúrgica.

En casos de hernias discales, donde el material gelatinoso del disco intervertebral protruye y puede comprimir raíces nerviosas, la quiropraxia debe aplicarse con mayor precaución. Las técnicas de descompresión no forzada y los ajustes específicos de Cox han mostrado resultados positivos, reduciendo tanto el dolor como la discapacidad en aproximadamente el 70% de los casos tratados. Sin embargo, es fundamental una evaluación exhaustiva previa, incluyendo estudios de imagen, para determinar si el paciente es candidato adecuado para este tipo de intervención.

Método feldenkrais y técnica alexander para dolor postural

El Método Feldenkrais, desarrollado por Moshé Feldenkrais, es un sistema educativo que utiliza el movimiento consciente para mejorar la autopercepción corporal y optimizar patrones de movimiento. A diferencia de terapias que trabajan directamente sobre el tejido dolorido, este método aborda los hábitos de movimiento ineficientes que contribuyen al dolor crónico postural. A través de secuencias de movimientos suaves y exploratorios, los participantes descubren alternativas más eficientes que reducen la tensión y el esfuerzo innecesarios.

La Técnica Alexander, por su parte, se enfoca en identificar y modificar hábitos posturales perjudiciales, particularmente aquellos relacionados con la alineación cabeza-cuello-espalda. Este enfoque es especialmente valioso para músicos, actores y personas con trabajos sedentarios que desarrollan dolores crónicos debido a posiciones mantenidas. La instrucción incluye tanto orientación verbal como guía táctil para ayudar al estudiante a reconocer y liberar tensiones habituales.

Ambos métodos han demostrado eficacia para el dolor de espalda crónico. Un estudio publicado en BMJ encontró que 24 lecciones de Técnica Alexander redujeron los días con dolor en un 86%, con beneficios que persistieron hasta un año después. De manera similar, investigaciones sobre el Método Feldenkrais han documentado mejoras significativas en la función y reducción del dolor en pacientes con fibromialgia y dolor lumbar crónico. Estos enfoques resultan particularmente valiosos como estrategias preventivas y complementarias para quienes buscan soluciones a largo plazo para el dolor postural.

Terapias termales y aplicaciones hidroterápicas

Las terapias termales explotan las propiedades terapéuticas del agua a diferentes temperaturas para aliviar el dolor y promover la recuperación tisular. Desde los baños termales romanos hasta los modernos centros de hidroterapia, el uso del agua con fines medicinales ha perdurado a través de los siglos. Estas terapias combinan los efectos mecánicos de la presión hidrostática, la flotabilidad y la resistencia con los efectos térmicos para proporcionar beneficios múltiples.

El agua caliente (32-36°C) dilata los vasos sanguíneos, aumenta el flujo sanguíneo y relaja la musculatura, siendo ideal para condiciones de dolor crónico como la fibromialgia o la artritis. Por otro lado, las aplicaciones frías (10-15°C) contraen los vasos, reducen la inflamación y tienen efecto analgésico, resultando adecuadas para lesiones agudas o procesos inflamatorios. La alternancia de ambas temperaturas (contraste térmico) potencia la circulación y acelera la eliminación de productos metabólicos de desecho.

La balneoterapia en aguas mineromedicinales añade el beneficio de componentes como azufre, magnesio o sílice, que pueden absorberse a través de la piel y ejercer efectos antiinflamatorios adicionales. Estudios publicados en Rheumatology International han documentado mejorías significativas en pacientes con osteoartritis tras ciclos de balneoterapia, con reducción del dolor y la rigidez, y aumento de la capacidad funcional que se mantiene hasta 6 meses después del tratamiento.

Las terapias termales no solo actúan sobre el componente físico del dolor, sino que también promueven la relajación mental y reducen los niveles de cortisol, la hormona del estrés, contribuyendo así a romper el círculo vicioso dolor-tensión-dolor.

Suplementos nutricionales con propiedades analgésicas

Los suplementos nutricionales representan una estrategia complementaria cada vez más respaldada por la investigación científica para el manejo del dolor crónico. A diferencia de los medicamentos convencionales, estos compuestos suelen abordar mecanismos inflamatorios subyacentes y deficiencias nutricionales que pueden exacerbar la sensación dolorosa. Su integración en planes terapéuticos multimodales puede potenciar los efectos de otros tratamientos y reducir la necesidad de analgésicos farmacológicos.

Es importante destacar que, aunque se consideran más seguros que muchos fármacos, estos suplementos no están exentos de posibles interacciones y efectos secundarios. Por ello, su uso debe ser supervisado por profesionales sanitarios, especialmente en pacientes con condiciones médicas preexistentes o que toman otros medicamentos. La calidad y estandarización de los productos también resulta crucial para garantizar su eficacia y seguridad.

Omega-3 (EPA y DHA) y su efecto sobre citoquinas proinflamatorias

Los ácidos grasos omega-3, particularmente el ácido eicosapentaenoico (EPA) y el ácido docosahexaenoico (DHA), han demostrado propiedades antiinflamatorias significativas relevantes para el manejo del dolor. Estos compuestos, presentes principalmente en pescados grasos como el salmón y la caballa, actúan inhibiendo la producción de citoquinas proinflamatorias como IL-1, IL-6 y TNF-α, además de reducir la síntesis de eicosanoides derivados del ácido araquidónico.

Un metaanálisis publicado en Pain Physician que analizó 17 ensayos clínicos con 1.400 participantes, concluyó que la suplementación con omega-3 reduce significativamente la intensidad del dolor y mejora la funcionalidad en pacientes con artritis reumatoide y dolores articulares. Los efectos analgésicos suelen manifestarse después de 2-3 meses de suplementación continua, indicando que actúan sobre mecanismos inflamatorios de base y no como analgésicos inmediatos.

La dosis recomendada para efectos antiinflamatorios oscila entre 2-4 gramos diarios de EPA+DHA combinados, preferiblemente en forma de triglicéridos, que presentan mejor biodisponibilidad que los ésteres etílicos. Para personas con dietas vegetarianas o veganas, existen alternativas derivadas de algas que proporcionan DHA y, en menor medida, EPA, aunque pueden requerirse dosis más elevadas para obtener efectos equivalentes a los suplementos de origen marino.

Magnesio y vitamina D: deficiencias relacionadas con el dolor crónico

El magnesio, cofactor en más de 300 reacciones enzimáticas, desempeña un papel crucial en la función neuromuscular y la modulación del dolor. Su deficiencia se asocia con hiperexcitabilidad neuronal, espasmos musculares y mayor sensibilidad al dolor. Estudios epidemiológicos revelan que aproximadamente el 50% de la población occidental consume cantidades insuficientes de este mineral, y esta carencia es aún más prevalente entre personas con dolor crónico.

Investigaciones publicadas en The Journal of Pain han documentado que la suplementación con magnesio (300-500 mg diarios de magnesio elemental) reduce significativamente la intensidad del dolor en pacientes con migraña, fibromialgia y dolor neuropático. Las formas más recomendadas son el citrato, glicinato y malato de magnesio, que ofrecen mejor biodisponibilidad y menor efecto laxante que el óxido de magnesio. La administración puede dividirse en 2-3 tomas diarias para optimizar su absorción y tolerancia.

Por su parte, la vitamina D, considerada actualmente una hormona por sus múltiples funciones sistémicas, ha emergido como factor relevante en la percepción del dolor. Receptores de vitamina D se encuentran en numerosas células del sistema nervioso y muscular. La deficiencia de vitamina D, presente en aproximadamente el 70% de pacientes con dolor crónico, se correlaciona con mayor sensibilidad al dolor y peor respuesta a analgésicos. La normalización de los niveles sanguíneos (alcanzando 30-50 ng/ml de 25-hidroxivitamina D) mediante suplementación (1.000-4.000 UI diarias, según el grado de deficiencia) ha demostrado reducir el dolor en condiciones como fibromialgia, dolor lumbar crónico y dolores musculoesqueléticos generalizados.