La alta costura representa la cumbre de la creatividad y la artesanía en el mundo de la moda. Nacida en París y con raíces que se remontan al siglo XIX, esta expresión artística sigue siendo un bastión de excelencia donde la tradición y la innovación se entrelazan de manera magistral. Con menos de 4.000 clientes en todo el mundo, este selecto universo permanece como uno de los más exclusivos y fascinantes sectores de la industria de la moda global. La meticulosa atención al detalle, los materiales excepcionales y las técnicas artesanales centenarias hacen que cada pieza sea una verdadera obra de arte que desafía la producción masiva y reivindica el valor del trabajo manual minucioso.

Orígenes históricos de la alta costura: desde charles frederick worth hasta la era moderna

El nacimiento formal de la alta costura está intrínsecamente ligado a Charles Frederick Worth, un sastre inglés que revolucionó la moda parisina en la década de 1850. Worth transformó radicalmente el papel del modisto, elevándolo de simple artesano a creador y artista. Estableció su casa de moda en el número 7 de la rue de la Paix, donde introdujo conceptos revolucionarios que definirían la alta costura tal como la conocemos hoy: presentación de colecciones estacionales, uso de modelos vivas para exhibir las prendas (en lugar de muñecas, como era costumbre), y la práctica de colocar etiquetas con su nombre en las prendas, estableciéndose así como la primera "marca" de moda.

La legitimación institucional llegó en 1868, con la fundación de la "Chambre Syndicale de la Couture", predecesora de la actual Fédération de la Haute Couture et de la Mode (FHCM). Esta institución se encargaría desde entonces de establecer los rigurosos estándares que determinan qué casas pueden ostentar la denominación de "alta costura", un término que quedó legalmente protegido en 1945. Los requisitos son exigentes: mantener un taller en París con al menos 15 empleados a tiempo completo, presentar colecciones de mínimo 50 diseños originales dos veces al año, y realizar las prendas a medida con al menos una prueba para cada cliente.

Tras las dos guerras mundiales, la alta costura enfrentó momentos críticos que llevaron a su reinvención. La llegada del prêt-à-porter en los años 50 y 60 supuso otro desafío, pero lejos de sucumbir, la alta costura encontró su nicho como laboratorio creativo y escaparate del savoir-faire de las grandes casas. Nombres como Christian Dior, con su revolucionario "New Look" de 1947, demostraron que la alta costura podía renacer y cautivar a nuevas generaciones incluso en períodos de austeridad.

La era moderna de la alta costura, especialmente desde la década de 1980, ha visto la consolidación de un modelo de negocio donde estas colecciones funcionan como la imagen aspiracional de las marcas, mientras que los accesorios, perfumes y líneas prêt-à-porter constituyen el grueso de sus ingresos. Este equilibrio entre arte y comercio ha permitido que la tradición de la alta costura se mantenga viva, adaptándose a los nuevos tiempos sin comprometer su esencia.

Casas emblemáticas que han definido la alta costura parisina

La alta costura parisina debe su prestigio internacional a una serie de casas legendarias que han marcado su desarrollo a lo largo de más de un siglo. Estas maisons no solo han determinado la evolución estética de la moda, sino que han establecido los códigos y técnicas que definen la excelencia en este campo. Cada una aporta una visión única y un legado distintivo que continúa influyendo en la moda contemporánea, trascendiendo las tendencias pasajeras para crear un patrimonio cultural inestimable.

Chanel: el legado revolucionario de coco y la evolución bajo karl lagerfeld

Gabrielle "Coco" Chanel revolucionó la moda femenina con una propuesta radicalmente funcional para su época. Su visión liberadora se materializó en prendas como el traje de tweed, el pequeño vestido negro y el uso de tejidos como el jersey, tradicionalmente reservados para la ropa masculina o interior. Chanel eliminó el corsé y apostó por siluetas sencillas y elegantes que permitían libertad de movimiento, reflejando los cambios sociales que experimentaban las mujeres en las primeras décadas del siglo XX.

Tras un período de declive, la casa experimentó un renacimiento espectacular bajo la dirección creativa de Karl Lagerfeld (1983-2019). El diseñador alemán logró modernizar la estética de Chanel sin traicionar sus códigos fundamentales, combinando el respeto por la tradición con una constante innovación. Sus desfiles espectaculares transformaron el Grand Palais de París en escenarios que iban desde supermercados hasta cohetes espaciales, llevando la presentación de alta costura a nuevas dimensiones teatrales.

Actualmente, bajo la dirección de Virginie Viard, la casa mantiene un enfoque más sobrio y práctico, apostando por una elegancia cotidiana que resulta particularmente relevante en un contexto post-pandemia. Sus colecciones de alta costura destacan por una realización impecable con prendas que, sin perder su exclusividad, están diseñadas para ser vividas y no solo admiradas en vitrinas.

Dior: del new look de christian al feminismo moderno de maria grazia chiuri

Christian Dior causó una revolución estética en 1947 con su "New Look", una silueta de cinturas estrechísimas y faldas amplias que celebraba una feminidad exuberante tras los años de austeridad de la Segunda Guerra Mundial. Esta propuesta, que consumía metros y metros de lujoso tejido, fue tanto criticada como celebrada, pero definitivamente marcó el renacimiento de París como capital indiscutible de la moda de lujo.

Tras la prematura muerte de Dior en 1957, la casa ha sido dirigida por diseñadores excepcionales como Yves Saint Laurent, Marc Bohan, Gianfranco Ferré y John Galliano, cada uno aportando su interpretación personal del legado de la maison. La era Galliano (1996-2011) se caracterizó por desfiles teatrales y una estética maximalista que llevó la alta costura a niveles de espectáculo sin precedentes.

Desde 2016, Maria Grazia Chiuri, primera mujer en dirigir Dior, ha establecido un diálogo entre la rica tradición artesanal de la casa y un mensaje explícitamente feminista. Sus colecciones de alta costura exploran frecuentemente la conexión entre el arte, la artesanía tradicional de diferentes culturas y la moda contemporánea. Como ella misma explica: "En términos creativos, la FHCM nos brinda un apoyo increíble, porque es capaz de coordinar una organización muy rica y diversa sin meterse en la visión de cada casa".

Givenchy: de hubert a los diseños arquitectónicos de matthew williams

Fundada en 1952 por Hubert de Givenchy, esta casa se caracterizó desde sus inicios por una elegancia minimalista y sofisticada que encontró su personificación perfecta en Audrey Hepburn. El "little black dress" que creó para "Desayuno con diamantes" (1961) se convirtió en un ícono cultural que trasciende el mundo de la moda. Givenchy desarrolló una visión de la elegancia basada en líneas arquitectónicas limpias, uso magistral del color y un refinamiento que nunca sacrificaba la comodidad.

Tras la retirada de su fundador en 1995, la casa ha sido dirigida por diseñadores como John Galliano, Alexander McQueen, Riccardo Tisci y Clare Waight Keller, quienes han aportado sus propias interpretaciones al legado de Givenchy. La etapa de Tisci (2005-2017) fusionó la elegancia clásica de Givenchy con elementos de street style y referentes góticos, atrayendo a una nueva generación de clientes.

Actualmente, bajo la dirección creativa de Matthew Williams, Givenchy explora una estética más contemporánea y urbana, manteniendo sin embargo el compromiso con la excelencia artesanal que caracteriza su alta costura. Las colecciones recientes incorporan elementos de hardware industrial y técnicas de construcción innovadoras que dialogan con la tradición arquitectónica de la casa.

Balenciaga: del maestro cristóbal a la disrupción digital de demna gvasalia

Cristóbal Balenciaga, considerado por muchos como "el maestro" de la alta costura, revolucionó la silueta femenina con construcciones arquitectónicas que liberaban el cuerpo femenino de las restricciones tradicionales. Sus innovaciones, como la línea saco, el vestido baby doll o la silueta semi-ajustada, demostraron un dominio absoluto de la técnica de construcción de prendas que le permitía crear volúmenes y formas aparentemente imposibles.

Tras décadas de declive posterior al cierre de sus salones en 1968, Balenciaga experimentó un renacimiento bajo la dirección de diseñadores como Nicolas Ghesquière y Alexander Wang. Sin embargo, ha sido la llegada de Demna Gvasalia en 2015 la que ha catapultado nuevamente a la casa a la vanguardia del debate sobre la moda contemporánea.

Gvasalia ha transformado radicalmente la percepción de la alta costura con propuestas que combinan la excelencia técnica de Cristóbal con una estética disruptiva que cuestiona las convenciones del lujo. Sus colecciones de alta costura incorporan referencias a la cultura digital, prendas cotidianas elevadas a través de técnicas artesanales excepcionales, y experimentos con materiales como el neopreno, comparado por la marca con el gazar estructural que utilizaba el fundador. Como señala Vanessa Friedman, Demna ha convertido a Balenciaga en "la siguiente etapa en la evolución de la moda hacia la cultura pop".

Schiaparelli: del surrealismo histórico al renacimiento bajo daniel roseberry

Elsa Schiaparelli, contemporánea y rival de Coco Chanel, infundió a la alta costura un espíritu surrealista y vanguardista que desafiaba las convenciones. Sus colaboraciones con artistas como Salvador Dalí, Jean Cocteau y Man Ray llevaron el arte contemporáneo directamente a la moda de lujo, con creaciones icónicas como el sombrero con forma de zapato o el vestido con cajones inspirado en el mobiliario de Dalí.

Tras décadas de inactividad, la casa experimentó un renacimiento en 2012 cuando el grupo italiano Tod's adquirió la marca. Marco Zanini y posteriormente Bertrand Guyon intentaron reanimar el espíritu surrealista de Schiaparelli, pero ha sido bajo la dirección creativa de Daniel Roseberry desde 2019 cuando la maison ha recuperado verdaderamente su relevancia en el panorama contemporáneo.

La alta costura es un espacio de libre expresión para los diseñadores y una ayuda excepcional para crear imagen de marca. Es una punta de lanza creativa, un laboratorio fantástico para la investigación, tanto en términos de artesanía como de innovación en el diseño.

Roseberry ha captado el humor surrealista y la irreverencia elegante de Elsa, combinándolos con una sensibilidad contemporánea. Sus creaciones, caracterizadas por proporciones exageradas, joyería escultórica integrada en las prendas y una paleta cromática audaz dominada por el rosa shocking característico de la casa, han vestido a celebridades como Lady Gaga, Beyoncé y Cardi B en eventos de máxima visibilidad, devolviendo a Schiaparelli al centro de la conversación cultural.

Procesos artesanales exclusivos: el verdadero valor detrás de la alta costura

El valor fundamental de la alta costura reside en sus procesos artesanales meticulosos y en la excepcional calidad de su ejecución. Cada pieza representa cientos —a veces miles— de horas de trabajo manual realizado por artesanos altamente especializados. Estos artisans d'art son los depositarios de técnicas centenarias que se transmiten de generación en generación, asegurando la preservación de un patrimonio inmaterial único. El precio estratosférico de las piezas de alta costura (que puede oscilar entre 10.000 y varios cientos de miles de euros) refleja no solo el coste de los materiales preciosos empleados, sino principalmente el valor incalculable del tiempo y la experticia humana invertidos en cada creación.

Broderie d'art: la exquisitez del bordado manual en los ateliers franceses

La broderie d'art o bordado artístico representa uno de los oficios más emblemáticos de la alta costura. Casas especializadas como Lesage, ahora parte del grupo Chanel a través de su subsidiaria Paraffection, preservan técnicas de bordado que pueden requerir hasta 700 horas de trabajo para una sola prenda. Los bordadores trabajan siguiendo el poncif , un dibujo técnico que indica la ubicación exacta de cada elemento decorativo.

El bordado de alta costura va mucho más allá de las técnicas convencionales, incorporando materiales diversos como perlas, cristales, piedras semipreciosas, hilos metálicos, plumas y elementos tridimensionales que crean efectos de textura y luz extraordinarios. La técnica del passé , donde las puntadas se realizan en capas perfectamente alineadas; el point de Lunéville , que utiliza un gancho especial para crear bordados con cuentas y lentejuelas; o el fil tiré , que consiste en extraer hilos del tejido para crear efectos de transparencia, son solo algunas de las especialidades que dominan estos artesanos.

Cada temporada, las casas de alta costura colaboran estrechamente con los talleres de bordado para desarrollar nuevos motivos y técnicas que respondan a la visión creativa del diseñador. Esta constante innovación dentro de la tradición es lo que mantiene vivo el arte del bordado en la alta costura contemporánea.

Plumasserie: la técnica ancestral del trabajo con plumas en piezas couture

La plumasserie es el arte de trabajar con plumas para crear adornos y aplicaciones textiles de extraordinaria delicadeza. Esta técnica ancestral, que tiene sus raíces en las culturas precolombinas y en la artesanía medieval europea, alcanzó su apogeo durante la Belle Époque y el período Art Déco, cuando los tocados

adorned fans and headpieces, became essential elements of high fashion. Today, specialized workshops like Maison Lemarié, also part of Chanel's Paraffection group, preserve these traditional techniques while adapting them to contemporary aesthetics.

La preparación de las plumas es un proceso meticuloso que comienza con la selección de ejemplares de la más alta calidad, a menudo procedentes de aves como el avestruz, el faisán, el pavo real o el gallo. Cada pluma debe limpiarse, teñirse y recortarse individualmente antes de ser incorporada a los diseños. Técnicas como el frisage, donde las plumas se rizan mediante calor y presión, o el découpage, que implica cortar y dar forma a las plumas para crear patrones específicos, requieren años de formación para dominarse.

En las colecciones contemporáneas de alta costura, la plumasserie se manifiesta en vestidos completamente cubiertos de plumas, como los icónicos diseños de Alexander McQueen; en aplicaciones delicadas que aportan movimiento y textura a una prenda; o en accesorios como tocados y bolsos que complementan estilismos de gala. A pesar de las preocupaciones éticas que han llevado a muchas marcas a abandonar el uso de pieles, la alta costura mantiene el trabajo con plumas obtenidas de manera responsable, reconociendo su valor irreemplazable en términos estéticos y artesanales.

Técnicas de drapeado y moulage sobre maniquí: construcción tridimensional

El moulage o drapeado sobre maniquí representa una de las técnicas más fundamentales y a la vez sofisticadas de la alta costura. A diferencia del método convencional de construcción de prendas a partir de patrones planos, el moulage implica trabajar directamente con el tejido sobre un maniquí para crear formas tridimensionales. Esta técnica permite al diseñador visualizar inmediatamente cómo interactúa el tejido con el cuerpo, cómo cae, cómo crea volumen y movimiento.

Madame Grès, con sus elegantes vestidos de inspiración griega, y Cristóbal Balenciaga, con sus innovadoras construcciones arquitectónicas, fueron maestros históricos del moulage. La técnica permite una libertad escultórica que trasciende las limitaciones de los patrones convencionales, creando piezas únicas donde los pliegues, volúmenes y caídas del tejido se convierten en el elemento definitorio de la prenda. Como explicaba el propio Balenciaga: "Un buen modisto debe ser arquitecto para los planos, escultor para la forma, pintor para el color, músico para la armonía y filósofo para el estilo".

En la alta costura contemporánea, diseñadores como Iris van Herpen han llevado el drapeado a nuevas dimensiones, combinándolo con tecnologías avanzadas para crear prendas que desafían las nociones convencionales de construcción textil. El moulage permite, además, adaptarse perfectamente a las características físicas de cada cliente, algo esencial en la alta costura, donde cada prenda se realiza a medida para un cuerpo específico.

El petit main: la jerarquía y especialización en los talleres de alta costura

La expresión petit main (literalmente, "pequeña mano") se refiere a las costureras especializadas que trabajan en los talleres de alta costura, representando el fundamento humano de esta disciplina. En una casa de alta costura tradicional, existe una estricta jerarquía que organiza a estas artesanas según su experiencia y especialización. En la cúspide se encuentra la première d'atelier, quien supervisa todo el proceso y tiene la responsabilidad final sobre la calidad de cada prenda.

Bajo su dirección trabajan las secondes, responsables de secciones específicas del taller, y una serie de especialistas como las mécaniciennes (expertas en máquinas de coser para trabajos concretos), las petites mains propiamente dichas (encargadas de la costura manual de alta precisión), y aprendices que comienzan su formación en este sofisticado oficio. Como explicaba Paul Poiret en sus memorias: "Una buena 'primera' debe sentir el significado y los detalles de un vestido. Para seres refinados, no hay en un vestido más que un solo punto en el que pueda ponerse una nota de color. No satisface ni allá, ni acullá: es precisamente aquí donde hay que ponerla".

Esta estructura tradicional asegura la transmisión del conocimiento técnico y garantiza la excelencia en cada detalle. Un vestido de alta costura puede requerir entre 150 y 800 horas de trabajo manual, dependiendo de su complejidad, con algunas piezas excepcionales superando las 1.000 horas. Por ejemplo, un vestido de noche de Giambattista Valli puede conllevar unas 240 horas de confección y utilizar hasta 6.000 metros de tela para lograr sus característicos volúmenes etéreos.

Semanas de la alta costura: plataformas de exhibición y su impacto cultural

Las Semanas de la Alta Costura, celebradas en París dos veces al año (en enero para las colecciones primavera-verano y en julio para otoño-invierno), constituyen las plataformas por excelencia para la presentación de estas creaciones excepcionales. Reguladas por la Fédération de la Haute Couture et de la Mode, estos eventos exclusivos reúnen a un selecto grupo de profesionales, clientes, celebridades y periodistas para presenciar las últimas propuestas de las casas oficialmente reconocidas como alta costura.

A diferencia de las semanas de la moda prêt-à-porter, los desfiles de alta costura no están primordialmente orientados a generar ventas masivas, sino a reforzar la imagen y el prestigio de las marcas, a preservar técnicas artesanales en peligro de extinción, y a servir como laboratorios creativos donde los diseñadores pueden experimentar sin las restricciones comerciales habituales. Como señala Pascal Morand, presidente ejecutivo de la FHCM: "En un mundo tan turbulento como el nuestro, para nuestro público es muy importante poder confiar en esos puntos de referencia en los que creen, contar con ciertos pilares, con instituciones capaces de construir puentes entre el patrimonio y lo contemporáneo".

El impacto cultural de estos eventos trasciende ampliamente el mundo de la moda. Los desfiles de alta costura generan imágenes que se incorporan al imaginario colectivo contemporáneo, influyen en otros campos creativos como el diseño, la arquitectura o el cine, y sirven como barómetro de las preocupaciones sociales y estéticas del momento. La escenografía cada vez más espectacular de estos desfiles —desde las recreaciones históricas de Chanel hasta las experiencias inmersivas de Dior— los ha convertido en auténticos acontecimientos culturales que definen, más allá de las prendas presentadas, una visión comprensiva del lujo y la creatividad.

Alta costura contemporánea: entre la tradición artesanal y la innovación tecnológica

La alta costura del siglo XXI navega en una constante tensión creativa entre la preservación de técnicas tradicionales y la adopción de innovaciones tecnológicas revolucionarias. Este diálogo entre pasado y futuro ha revitalizado el sector, atrayendo a una nueva generación de clientes y creadores que valoran tanto la excepcionalidad artesanal como la vanguardia conceptual. La pandemia de COVID-19 ha acelerado esta transformación, obligando a las casas a replantearse formatos de presentación, procesos creativos y cadenas de producción.

Lo que permanece inalterable, sin embargo, es el compromiso con la excelencia y la individualización absoluta. Como expresa Ralph Toledano, presidente de la FHCM: "Los millennials y su búsqueda constante de experiencias añaden vitalidad al tema, mientras que las nuevas tecnologías son un aliado formidable para desarrollar la labor artesana y los materiales: es la 'nueva' alta costura para la nueva generación".

Impresión 3D y fabricación digital en las colecciones de iris van herpen

Iris van Herpen, diseñadora holandesa que celebró recientemente quince años en la alta costura, representa el ejemplo más paradigmático de integración entre artesanía tradicional y tecnologías digitales avanzadas. Sus colecciones, que fusionan conocimientos de ciencia, arte y moda, han revolucionado las posibilidades estéticas y estructurales de la indumentaria a través del uso innovador de la impresión 3D y otras técnicas de fabricación digital.

"Quiero mirar hacia delante. Siempre lo he hecho", afirma Van Herpen, cuyas creaciones exploran territorios visuales y conceptuales inéditos, inspirándose en fenómenos naturales, principios científicos y formas arquitectónicas. Su técnica denominada stereolithography permite crear estructuras imposibles de lograr mediante métodos convencionales, como sus icónicas piezas con apariencia de agua congelada en movimiento o esqueletos cristalizados que siguen perfectamente las curvas del cuerpo.

Lo verdaderamente revolucionario del enfoque de Van Herpen es que la tecnología no sustituye el trabajo manual, sino que amplía sus posibilidades. Cada pieza impresa en 3D se integra posteriormente en un proceso artesanal donde se combina con bordados, apliques y acabados hechos a mano. Esta simbiosis entre lo digital y lo artesanal está redefiniendo los límites de lo posible en la alta costura y abriendo caminos estéticos inexplorados que resuenan con la sensibilidad contemporánea hacia lo híbrido, lo fluido y lo transformativo.

Tejidos inteligentes y materiales sostenibles en la nueva alta costura

La innovación en materiales constituye otro de los grandes campos de experimentación en la alta costura contemporánea. Tejidos inteligentes que responden a estímulos externos (cambios de temperatura, luz o humedad), materiales biodegradables desarrollados a partir de residuos orgánicos, y textiles creados mediante procesos biológicos están encontrando su lugar en las colecciones más vanguardistas, respondiendo tanto a preocupaciones estéticas como medioambientales.

Casas tradicionalmente conservadoras como Chanel han incorporado tejidos tecnológicos en sus colecciones de alta costura, como sus innovadores tweed con hilos termosensibles o sus bordados realizados con nuevos materiales sostenibles. Según Bruno Pavlovsky, presidente de Moda de Chanel: "La sostenibilidad no es una opción, es parte de nuestro futuro. Debemos encontrar formas de mantener la excelencia de nuestros productos mientras adaptamos nuestros procesos a los desafíos medioambientales del siglo XXI".

Paralelamente, diseñadores como Rahul Mishra, primer creador indio presentado en la Alta Costura parisina, están revitalizando técnicas tradicionales de cultivos sostenibles de materias primas y producción artesanal con baja huella ecológica. Su compromiso con las comunidades artesanas locales ejemplifica cómo la alta costura puede servir no solo a la creatividad y el lujo, sino también al desarrollo social y la preservación cultural: "Hoy nuestra comunidad artesanal es capaz de alimentar a un promedio de cien artesanos a lo largo del año, contribuyendo a su vez a la economía del pueblo", explica Mishra.

Nfts y metaverso: la digitalización exclusiva de las piezas couture

El más reciente territorio de expansión para la alta costura es el espacio digital, particularmente a través de los NFTs (tokens no fungibles) y los entornos del metaverso. Casas visionarias como Balenciaga han sido pioneras en crear colecciones digitales que mantienen la exclusividad y el valor artístico propios de la alta costura, pero en un formato completamente virtual. Estas piezas digitales, certificadas mediante blockchain para garantizar su autenticidad y unicidad, están creando un nuevo mercado para coleccionistas y entusiastas de la moda que valoran tanto la estética como la rareza.

Demna Gvasalia, director creativo de Balenciaga, ha diseñado piezas "concebidas al milímetro para el metaverso" que complementan sus colecciones físicas. Esta dualidad entre lo material y lo virtual refleja una comprensión contemporánea del lujo como experiencia que trasciende lo puramente objetual. Como explica el propio diseñador: "Creo que la gente demanda algo especial, no necesariamente hecho enteramente a medida. Es más un aprecio por los materiales y las ediciones limitadas o la customización".

Otras maisons como Gucci, Dolce & Gabbana y Balmain han experimentado también con colecciones virtuales y NFTs exclusivos, explorando formas de traducir la artesanía y exclusividad de la alta costura a los espacios digitales. Estos experimentos plantean interesantes cuestiones sobre el futuro de la moda de lujo: ¿puede una prenda que solo existe digitalmente considerarse verdadera alta costura? ¿Cómo se traducen valores tradicionales como la artesanía manual al espacio virtual? Las respuestas a estas preguntas están definiendo una nueva frontera para la creatividad en este sector.

El futuro de la alta costura: nuevos mercados globales y evolución del concepto de exclusividad

El futuro de la alta costura se dibuja en un panorama global considerablemente transformado respecto a sus orígenes eurocéntricos. Mientras París continúa siendo el epicentro institucional de este arte, nuevos mercados en Asia, Oriente Medio y, en menor medida, Latinoamérica están redefiniendo tanto la clientela como los códigos estéticos de la alta costura. China, en particular, con su creciente clase alta y su rica tradición artesanal, representa no solo un mercado crucial sino también una fuente de inspiración y talento creativo, como demuestran diseñadores como Guo Pei, conocida internacionalmente tras vestir a Rihanna para la gala del Met en 2015.

La noción misma de exclusividad está experimentando una profunda revisión. Tradicionalmente basada en la rareza material y el acceso limitado, la exclusividad contemporánea incorpora dimensiones como la sostenibilidad ética, la narrativa cultural auténtica y la expresión de identidad personal. Como señala Maria Grazia Chiuri: "La FHCM fomenta el interés y la atención por lo que sucede fuera de Francia, por encontrar y poder incluir tecnologías de otras culturas y tradiciones de manufactura, integrándolas con la producción francesa de alta costura".